Mañana jueves la NBA vivirá uno de los duelos más esperados de toda la temporada regular. El actual campeón, Los Angeles Lakers, visita a Miami Heat, el equipo del que todo el mundo habla desde la reunión de Wade, Bosh y LeBron el pasado verano. El primer enfrentamiento entre ambos equipos, en el Staples en Navidad, se saldó con exhibición de unos Heat que pasaban por uno de sus mejores momentos de una temporada mucho más difícil de lo previsto. Ahora las tornas han cambiado: los Lakers llegan embalados a Florida, sin perder desde el All-Star y acumulando exhibiciones como la del pasado domingo en San Antonio. Ese mismo día Miami perdió su cuarto partido seguido ante Chicago, una racha ampliada a cinco tras la derrota de la pasada madrugada ante Portland Trail Blazers. Tras caer ante los Bulls por tercera vez en tres partidos, el propio Spoelstra, técnico de los de Florida, reconoció que algunos jugadores estaban llorando en el vestuario.
Phil Jackson, que pese a sus hábitos 'zen' no es un tipo que se caracterice por morderse la lengua, ha hablado muy a las claras de la situación en el vestuario de los Heat en puertas de que su equipo visite Miami: "Esto es la NBA. No se permiten niños y los hombrecitos mayores no lloran. Pero si vas a llorar, hazlo en un baño donde nadie pueda verte". Después quitó hierro al asunto: "claro que la gente a veces llora en los vestuarios pero no quiero hablar demasiado de la situación de Miami".
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